Obsesiones tengo varias, traumas que me apasiona volver a repetir en mi cabeza, buscándole detalles, creándome escenarios.
Soy la mala porque digo lo que pienso, me quito la máscara y dejo ver lo que alberga mi corazón.
Guardo sentimientos varios, de todo tipo, de todos los tamaños y colores, no me lo tomes a mal, creo que no todo en mí es malo, porque yo sé dar, yo sé cuidar y lo entrego todo cuánto puedo... pero cuando llega el momento, en donde decido mostrar un poco de enojo, ah, entonces ya toda yo soy mala.
Me convierto en la antagonista, la loca resentida, la equivocada, la que tiene un feo corazón lleno de feos sentimientos, soy la enferma, la psicópata, la revoltosa que quiere pelea, la rencorosa, perra maldita que busca y busca venganza. Observo todo, nada se me escapa, me aparto y vigilo hasta encontrar ese momento de tomar lo que es mío.
Pero, por qué pensar primero en mi me convierte en la mala, en la mejor de las peores, la mujer llena de odio? por qué si me defiendo con palabras, si soy sincera, y digo las cosas A LA CARA, me convierto en la vieja bruja?
Al menos lo digo de frente, no me ando con tapujos, si me vas a odiar, que sea con motivos claros, no invenciones, porque te prometo que yo no era así.
No me parece justo que tras un juicio simplista, decidan quemarme en una hoguera, o peor aún, que toda esta escena suceda como un yunke de culpa aplastante, es mi propia mano la que me señala como la peor de las mujeres.
No quiero se la mala en mi propia historia, que yo sea el monstruo narcisista, la víctima que se tira al piso, la que salió del manicomio aún más dañada de como entró.
Juro que la manera en la que respondo es porque genuinamente quiero lograr algo, poder repartir un poco la culpa, ser equitativa con el costal de angustia, robar las horas de sueño de las que fui privada, que duela desde la boca del estómago, que la duda de ser suficiente o no sea motivo de condena.
No sé cómo usar las palabras para describir lo que me duele, desde dónde duele o por qué.
A veces pienso que si fuese una persona sana, estas cosas serían más fáciles de poder lidiar, no tendría que pasar tanto tiempo escribiendo o autosaboteandome para poder funcionar, yo sabría gestionar mis sentimientos de una forma más madura, sin echar culpas, o sabiéndome retirar a tiempo, pero spoiler alert: NO PUEDO NI SÉ CÓMO.
La confianza es un castillo de barajas, es una escultura de palitos de madera, una píramide de vasos rojos, te prometo que con solo soplar una mentira, se desmorona y uno pierde el interés (o no) en volver a armarla, duele, y es probable que no quede como la primera vez y cada quién elige si les gusta más así o no.
No todo es blanco y negro, nadie en el mundo es un ser tan perfecto como para no equivocarse, eso yo lo sé, he decidido aprender y ser una mejor versión de mí, aunque a veces pierda la cabeza y tenga muchas ganas de desaparecer sin dejar rastros de mi.
No me arrepentiré de las cosas que dije desde el corazón, porque quizá jamás sea tan honesta como esos pequeños instantes, no me voy a disculpar cuando no lo sienta real.
Aunque termine yo siendo la mala.
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