miércoles, 12 de julio de 2023

Psicométricos

 Hace un año estaba haciendo entrevistas para encontrar trabajo, algunas cosas no han cambiado.


Los procesos de selección son bastante similares, un torpe careo persona de RH-postulante, preguntas que abren paso a respuestas ensayadas, una y otra vez, escuchar los 3 defectos de cada persona "perfeccionista" que toma asiento en una pequeña oficina blanca, sin aromas, sin cuadros en las paredes.

Una hoja blanca y la misma solicitud... un dibujo acompañado de una ilustración honesta, solo no olvides dibujarles expresión facial y manos a tus muñecos o serás tachadx de sociopata.


Encontré 3 escritos que me pidieron para una vacante que deseaba mucho, pero no vale la pena recordarlo ya.


Desde aquí te cuido.

He perdido la noción del tiempo y del espacio, desde aquí arriba no entiendo la dirección ni el sentido de las manecillas del reloj.

No recuerdo cuándo fue que llegué aquí, porque hace tanto silencio que he olvidado el canto de los pájaros, siempre a donde mire está el sol, y yo giro a su alrededor.

Les extraño, sus caras, su calor, el domingo fuera de casa, el sabor frío y dulce del helado, el tacto de los gatos y su ronroneo… sin embargo aquí estoy, saludando a lo lejos, a la expectativa de saber si alguna vez voltearán aquí arriba.

Diles que estoy aquí, piensa que nos volveremos a ver sin darnos cuenta, pero sobretodo, diles que desde aquí te cuido.

 Dijo ella en sus pensamientos mientras flotaba en el hipnótico tintinear de las estrellas.



Mi café se ha enfriado.

Hoy es Domingo, no había planeado hacer algo especialmente para esta tarde, pero el acecho del lunes terminó por convencerme de no perder la oportunidad de llevar a cabo mi costumbre dominical, de esas que se han vuelto anticuadas con el pasar de las generaciones.

Preparé un desayuno sencillo con lo que disponía en la nevera, nada en especial que pudiera aparecer en los canales de cocina de Youtube o que fuese digno de subir a Instagram.

Me retiré de la cocina y me dispuse a planchar mi camisa, vestir bien incluso si no veré a nadie es un gusto adquirido, quizá es cierto lo que me dicen mis amistades, y soy portador de un alma vieja, de esas que se niega a entregarse por completo a la era digital y sus caprichos modernos.

Llegué a mi cafetería de confianza, donde la música es apenas audible, y el barista evita la pretenciosa pregunta acerca de qué tipo de leche prefieres en tu café y se limita a dar por hecho que todos queremos un café americano.

Me encontré sentado en la mesa de siempre, la que está junto a la ventana con vista a la calle, donde la iluminación es ideal para poder leer con calma la novela que no he podido terminar desde hace tanto tiempo.

De tanto en tanto tengo que apartar la vista para poder descansar los ojos, eso es algo que siempre he hecho, pero más bien se trata de una excusa perfecta para perderme en el ir y venir de los comensales.

¿Disculpa, me prestas tu bolígrafo? Me preguntó una chica de más o menos tu edad.

Su interrupción cortó el hilo de mis ideas, y me hizo caer de nuevo a mi realidad, en esa donde mi café se ha enfriado y donde a todos les digo que desde arriba me cuidas.


Acepta mi regalo

Comprendo la noche, es cuando mi vista mejora y me convierto en el cazador nato digno de presumir.

Tengo memorizada mi guarida, el olor que emana de este sitio, puedo reconocer hasta la mínima variación de las pisadas, los ruidos extraños y hasta las sombras que ustedes no pueden ni alcanzan a entender.

Pero mi lugar favorito siempre ha sido este, el trono que se merece el verdadero rey de esta cueva, y como un ser tan magnífico y generoso, es mi deber mostrarte que soy compartido con mis riquezas y triunfos.

A veces te veo abriendo la caja fría de la cocina, y haces cosas tan interesantes, me haces recordar que ya no son dos, ahora solo eres tú ¿sabes a lo que me refiero?

No me subestimes, yo puedo sentir cómo algo ha cambiado en ti, algo que hasta para mi se ha vuelto difícil de explicar, pero ahí está ese algo distinto, te veo mirar hacia arriba con tanta insistencia que he tenido ganas de atrapar la luna que flota en el cielo.

Hoy es la noche, puedo escuchar los premios danzar por detrás de la pared. Será una gran sorpresa, no me tienes que agradecer, sé que no la has pasado bien, hueles a algo distinto a los rayos de sol y al pasto, a la risa y a la ropa limpia.

Te he traído una deliciosa victoria, me tomé la molestia de prepararlo especialmente para ti, lo dejé en tu zapato para que no lo olvides mañana que te vayas de mi reino mientras tomo una siesta.

No tienes nada que agradecer, acepta mi regalo.


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