No es normal detenerme un momento a llorar antes de llegar a casa.
Me siento frustrada y sin escapatoria, porque sé que puedo hacer algo más con mi vida, pero no tengo ni idea de a dónde ir.
Me equivoqué en aceptar este trabajo, pensé que sería una salida fácil en lo que encontraba cómo colocarme en otro lado, pero siento que ya se me acabaron las opciones, me volví es chiste que dice que trabajas en McDonalds cuando estudias diseño gráfico.
Siento alivio cuando me siento y mucho dolor cuando me levanto y mis pies no alcanzaron a reposar.
Odio la comida que tengo que comer cada día, odio tener que tratar con personas groseras que me pueden mirar por debajo del hombro, solo porque pueden.
Odio no poder hablar claramente de mi trabajo con mi mamá, y que no tenga tiempo de hacer otra cosa más que unas cuantas tareas de la casa y sentirme físicamente cansada como para hacer algo más.
Me siento triste, a veces mi cabeza se va a otros lados cuando mi cuerpo está de pie tantas horas.
Mi trabajo no me da nada, solo dinero, es lo único, no siento felicidad ni satisfacción, es más, me gustaría tener alguna razón para que un día me despidan.
Obviamente estoy haciendo las cosas bien, este trabajo lo puede tener cualquier persona con dos dedos de frente y el mínimo esfuerzo, claro que sí me voy, la día siguiente encuentran un reemplazo, porque no aporto nada, no soy absolutamente nadie ahí.
Me da un chingo de tristeza, es como una medicina que tengo que tragar, pero no le veo fin, no tengo un plan B, ni motivación para moverme para otro lugar.
Odio sentirme así, como un desperdicio de talento.
Mis ataques de ansiedad se han vuelto violentos, llenos de enojo por mí y por los demás.
Estoy en un mal estado mental, y me siento obligada a repetir mis días así, sin ningún sentido.
Odio esto, lo odio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario