Es mi cumpleaños, el segundo en pandemia, y estuve en casa, después de estar años lejos.
Tengo 30 años, escalé otro nivel, uno en donde se espera más de mi, y donde yo espero poder arreglar todo.
Sé que hablar del tiempo pasado no tiene caso, no sirve de nada voltear a ver todo lo que he hecho, todo lo que he vivido. Los recuerdos me mantienen distraída del presente y nublan mi visión al futuro.
Hace un año mi vida era de otra persona, una mujer a quien de haber sabido, hubiera protegido de todo mal y todo dolor que se acercaba.
No logro evitar pensar ... acaso mi nombre habrá cruzado por su mente en algún segundo de su día? Yo creo que sí, y a la vez me incomoda tener esa idea, me frustra tener esas visiones en donde soy su pensamiento intrusivo. ¿Por qué le doy tanto poder a este pensamiento? ¿Por qué esto ha rondado en mi cabeza precisamente hoy?
Hoy pensaste en mi? No es que me importe, de hecho me percibo como una sensación de culpa, una mala decisión, un desliz que no debes volver a cometer. Te quité tu trabajo, piensa en eso si quieres.
Ya tengo 30 años, y he hablado lo suficiente con hombres como para descubrir que he perdido mi interés romántico a su construcción social, su expresión, su masculinidad, su pensamiento, palabra, obra y omisión.
Ya tengo 30 años, y ahora es cuando voy a comenzar de nuevo, como una década nueva para echar a perder pero más chingon.
Ayer fume 3 cigarros después de alardear de mis 5 meses limpia, excepto esos 4 que fumé a escondidas, 2 en casa de Carlos y 2 afuera de la casa de Barbie.
Me regalaron las flores que pedí, son rosas color durazno, perfuman toda la casa.
Hoy cumplo 30 años, no pensé llegar tan lejos.
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