El lugar donde te sientas a escribir es muy importante, porque dependiendo de tu entorno es el resultado final.
Los días han pasado, uno por uno, como un pequeño cuchillo de palo, después de mucho tiempo sometido empieza a doler aunque no te rompa.
Es frustrante, tener tantas cosas que puedo decir justo ahora y tener que limitarme, ponerme un filtro y tener que seleccionar cuidadosamente mis palabras.
Voy a confesar lo primero.
El silencio. sí, confieso que el silencio me aterra en este momento, así que lo trato de llenar con sonidos. Pienso mucho, y callo en doble. Eso es lo que quiero cubrir.
Será raro, recorrer los mismos caminos una y otra vez, porque realmente no se olvidar, soy un animal de costumbres, una hembra irracional que encuentra paz en donde no tiene que inventarse una y otra vez historias ridículas, una que respira cada que no se siente amenazada.
Hice lo que hice, con alevosía y ventaja, aunque con ello me condenara a seguir navegando otro mar.
Solté la cuerda, levé anclas, abrí las velas, lancé un beso al faro y me fui en silencio. Que no sea dicho que no lo intenté, pero a veces duele tanto quedarse en tierra firme que es mejor continuar a la deriva.
Y cuando ese día llegue, cuando pueda encontrar mi puerto, prometo empezar a crecer mis raíces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario