viernes, 26 de junio de 2015

Rutinas matutinas #191

Solo me despierta el temor de que el vecino de arriba me haya ganado el baño, me asomo por la ventana para ver si la luz del baño esta prendida *tengo una pequeña esperanza de que esté ocupado el balo para que puedo dormir otra media hora*, pero si esta vacío el baño entonces tengo que darme prisa para bañarme lo cual odio porque tengo frío en la mañana.
Lo bueno de bañarme temprano es que me despierta totlmente y cuando me seco el cabello me queda bonito y suave, lo malo es que me tardo en arreglarme y termino saliendo tarde de la casa.
Esperar el camión se ha vuelto un arte, porque no tomo el autobús grande *el cual me gusta porque es más cómodo* o las peseras que van hacia el mismo destino, no, tengo que esperar los microbuses especiales con una ruta diferente que me dejan a 3 cuadras de mi trabajo, y este transporte tarda en pasar entre 10 y 15 minutos, lo cual si ya voy tarde me perjudica.
Después sigue el trayecto hasta la colonia Claveria, se hace aproximadamente 15 minutos el camino dependiendo del tráfico y las manifestaciones. Durante ese tiempo mi mente se desconecta, solo me quedo viendo un punto fijo, hasta el día de hoy no puedo decir exactamente que es lo que pienso durante las mañanas en el camión, es como cuando sueñas algo y lo olvidas.
Luego sigue llegar a la última parada del pesero, ir a la oficina y checar mi hora de entrada, después me salgo descaradamente para comprar mi desayuno, lo cual no es muy variado.
Un buen desayuno Godín consiste en cualquiera de estas opciones: una chapara, un mollete, una torta de tamal, una torta de huevo o un pan dulce; y de tomar puede ser jugo de naranja, un café de la cafetera de la oficina, un latte del 7Eleven o un té.
Llego a mi oficina, enciendo mi equipo, checo mi correo y me pongo a desayunar mientras pretendo que trabajo.
Ese es mi ritual de las mañanas hasta las 10am.

No hay comentarios:

Publicar un comentario