Siempre he pensado que todo se arregla en octubre, de alguna manera, quizá como por arte de magia, o porque lo deseo mucho, pero algo pasa en este mes tan mágico, por algo es mi favorito sin alguna razón en especial.
Estoy en mi 4to trabajo del año, se me hace algo loquísimo haber pasado por 3 trabajos antes de que llegara este (y llegó muy de la nada, de un día para otro, como esa gente que desea encontrar el amor sin salir de casa, bueno, más o menos así).
Hay una "canción", no sabría si catalogarla así, pero es una pieza musical de Little Jesus, se llama Cabras, es un poema (? no sabría decir si es un poema tampoco, pero tiene una frase que me resuena bastante:
"...creer dueleQue confiar envejeceQue te pone de rodillasQue hace que tu cuerpo se ponga en el bordeY se deje caer"
Es el verso que me cuesta trabajo procesar, y me da una sensación extraña.
Creo que estoy llevando las cosas mejor que cuando recién llegué acá, a veces me gustaría platicar con mi yo de 22 años, advertirle, aconsejarla, pero supongo que las decisiones que tomó eran necesarias para que hoy estuviera bastante curtida como para volver a cometer esos errores.
Puede que no sea la más brillante, ni que tenga la mejor inteligencia para gestionar mis sentimientos, pero he optado por quedarme callada y observar, porque honestamente ya no tengo ganas de vivir en guerra conmigo y con todo a mi alrededor.
He estado desempleada por tantos periódos de tiempo, durante estos últimos casi 3 años, que ya no me da miedo perder trabajos y empezar de nuevo, en ningún momento me he sentido feliz u orgullosa por haber regresado a trabajar en formato de oficina con un mejor sueldo, porque puedo estar aquí hasta que termine el contrato y luego tener que agarrar mis cosas para moverme a otra cosa.
Creo que he perdido la capacidad de tomar órdenes, nunca he destacado por mi disciplina, pero algo que pienso es que antes hacía las cosas con mucha cautela, con mucho cuidado para ser de algún modo aceptable en la escuela y en mis trabajos, pero ahora simplemente espero a que me llegue la inspiración, soy demasiado dispersa, ayer decidí cambiar un bombillo de la sala justo antes de una videollamada, porque decidí que era una buena idea.
Me cuesta mucho seguir una línea, un plan de trabajo, determinar objetivos, y me da pereza mental tener que pensar en ello en mis ratos libres, por eso pensé que ser hostess o auxiliar de estilista sería la solución, no tener que pensar más allá de mis 8 horas, levantarme, agacharme, barrer, recoger, limpiar, "sí, claro, buen día, gracias, hasta luego", qué fastidio, qué poca paga, pero saliendo no vuelvo a preocuparme por nada de esto, hasta el día siguiente.
Tengo que terminar unos reportes que no tengo idea de cómo se hacen, estoy improvisando sobre la marcha, no tengo idea de cómo armar una estrategia de contenidos, porque cada una es rechazada y reemplazada por información que obviamente yo desconocía.
El que descubran que soy un fraude, una incompetente e inmadura es algo que me da profundo miedo, y no puedo evitar que suceda, es como soñar que te orinas frente a todos o que se te cae un diente mientras hablas, es algo que no está en mi control, es como el color de mis ojos, los lunares rojos de mi frente, no puedo evitar que la gente se de cuenta que no pienso como se espera en mi puesto, mucho menos funcionar bajo presión.
Me he vuelto más pesimista, o realista, si tú quieres, y quisiera no tener que poner un esfuerzo mental en algo cuadrado, algo en donde voy a toparme con la pared sin retorno, más que caminar con la cara pegada al muro, deslizándome entre dos pasillos.
Un día se van a dar cuenta que no funciono como debería, no sé cuándo sea, no sé si todos mis jefes sean como Frida que se dio cuenta que mis ojos no ven a ninguna parte y que prefiero quedarme en una esquina donde no estorbe.
No estoy tranquila ni satisfecha, solo finjo muy fuerte aparentar que tengo 34 años, que sigo sin tener idea de para dónde debo ir, empecé con el pie izquierdo y sigo cojeando de ese lado, tambaleándome en la cuerda floja, y cada vez me duelen más las caídas, me duele ser la burla del pueblo, la deshonra de mi madre, el personaje imaginario que he construido en mis redes sociales; esa chica guapa e inteligente, segura de sí misma, ya lo desaparecí, no quiero que exista esa versión mía ni que me recuerden así, solo quiero poder evacuar los residuos de mi cabeza, convertirlos en composta en mi tuiter para el entretenimiento ajeno.
No estoy segura si extraño algún momento de mi vida, no recuerdo ni uno en donde me sintiera satisfecha con lo que soy, con lo que hago, con lo que significo, con lo que valgo, siento a veces que parasito huéspedes, y que voy de un lado a otro, llevando todo este saco de peso muerto, hasta que sepa qué hacer conmigo.
Fascinante cómo esto sigue haciendo números (muy bajos, but still, hay personas despistadas que insisten en toparse aquí).
Quise poner alguna foto linda mía, pero ya no tengo ninguna, bueno, se entiende la intención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario