jueves, 22 de julio de 2021

No lo podía ver, no lo quería creer

Como dijo Zemmoa: "No lo quería ver, no lo poría creer".

Esa noche estaba en el carro de un conocido, si alguien me hubiera dicho que él sería la persona que me diría todo lo que necesitaba saber para romperme el corazón no lo hubiera creído.

Recuerdo que fui a trabajar el 23 de julio con el corazón destrozado, llorando a cada oportunidad en donde mi corazón me pedía a gritos que me fuera corriendo de ese lugar.

Mi agresor... ¿cómo llamarle "agresor" a quien vi con amor durante tanto tiempo? Todo había cambiado de la noche a la mañana, su presencia me daba asco, su voz me hacía sentir incómoda, me sentía tan fuera de mi que tenía la sensación de vomitar con la simple idea de tener que soportarlo un minuto más.

Lo peor de todo fue fingir, lo peor fue acordar una tregua con mi informante, guardar apariencias ante los demás, tener que escribirle normal a mi agresor, como si no tuviera en la cabeza tanta porquería que sabía de él.

"Eres una mala persona, alguien horrible que solamente trajo miedo y tristeza a mi vida.

El día de hoy me quité la venda de los ojos y conté una a una tus mentiras, tus insultos, tus humillaciones.

Hoy dejaste de ser hombre para convertirte en tierra, volverte polvo y miseria."

Los siguientes días fueron una pesadilla, cada vez peor, enterándome de más y más cosas que mi agresor hizo a mis espaldas, el darme cuenta de todo lo que no quería ver, darle vueltas una y otra vez, en no encontrar alivio con ninguna amistad, revolcándome en un dolor tan intenso que hasta el día de hoy me hiere, al escribir esto recuerdo lo vivido y mi garganta se cierra, mi vista se nubla, siento una opresión en el pecho y muchas ganas de llorar.

Él dejó de controlarme a mí, entonces empezó a controlar lo que la gente pensaba sobre mi. Me hizo ver como una inestable mental, volátil, loca "feminazi", se burló de mi físico, de mi nivel socio-económico, yo era la conflictiva, en fin... y yo lo único que pude hacer fue quitarle su trabajo y desmantelarlo como un ladrón y una alimaña, lo que realmente es.

Ha pasado un año, pero de alguna manera siento que el tiempo ha transcurrido en pequeñas dosis, con lagunas entre cada lapso.

Me he mudado varias veces, tantas que aún hay personas que no saben dónde vivo actualmente. Me he ocultado por miedo, por amenazas, y por querer mantener al menos un aspecto de mi vida en privado. Incluso me cuesta trabajo ser específica con los abusos que recibí por temor a ser juzgada.

Le lloré, me sentí mal, luego me sentí bien, me sentí segura, para después sentir culpa, y vergüenza, todo combinado con un poco de optimismo porque sé que cuando aprenda a superar esto podré vivir más ligera.

Jamás experimenté un dolor tan fuerte en mi vida, todavía estoy sorprendida por todo lo que he tenido que superar yo sola, porque a pesar de tener el apoyo de mi madre y mis amistades, este camino de curación ha sido largo y solitario, lleno de obstáculos y dudas.

 

Hoy es mi aniversario, hace un año que me di cuenta.


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