Como
dijo Zemmoa: "No lo quería ver, no lo poría creer".
Esa
noche estaba en el carro de un conocido, si alguien me hubiera dicho que él
sería la persona que me diría todo lo que necesitaba saber para romperme el
corazón no lo hubiera creído.
Recuerdo
que fui a trabajar el 23 de julio con el corazón destrozado, llorando a cada
oportunidad en donde mi corazón me pedía a gritos que me fuera corriendo de ese
lugar.
Mi
agresor... ¿cómo llamarle "agresor" a quien vi con amor durante tanto
tiempo? Todo había cambiado de la noche a la mañana, su presencia me daba asco,
su voz me hacía sentir incómoda, me sentía tan fuera de mi que tenía la
sensación de vomitar con la simple idea de tener que soportarlo un minuto más.
Lo
peor de todo fue fingir, lo peor fue acordar una tregua con mi informante,
guardar apariencias ante los demás, tener que escribirle normal a mi agresor,
como si no tuviera en la cabeza tanta porquería que sabía de él.
"Eres una mala
persona, alguien horrible que solamente trajo miedo y tristeza a mi vida.
El día de hoy me quité la venda de
los ojos y conté una a una tus mentiras, tus insultos, tus humillaciones.
Hoy dejaste de ser hombre para
convertirte en tierra, volverte polvo y miseria."
Los
siguientes días fueron una pesadilla, cada vez peor, enterándome de más y más
cosas que mi agresor hizo a mis espaldas, el darme cuenta de todo lo que no
quería ver, darle vueltas una y otra vez, en no encontrar alivio con ninguna
amistad, revolcándome en un dolor tan intenso que hasta el día de hoy me hiere,
al escribir esto recuerdo lo vivido y mi garganta se cierra, mi vista se nubla,
siento una opresión en el pecho y muchas ganas de llorar.
Él
dejó de controlarme a mí, entonces empezó a controlar lo que la gente pensaba
sobre mi. Me hizo ver como una inestable mental, volátil, loca
"feminazi", se burló de mi físico, de mi nivel socio-económico, yo
era la conflictiva, en fin... y yo lo único que pude hacer fue quitarle su
trabajo y desmantelarlo como un ladrón y una alimaña, lo que realmente es.
Ha
pasado un año, pero de alguna manera siento que el tiempo ha transcurrido en
pequeñas dosis, con lagunas entre cada lapso.
Me
he mudado varias veces, tantas que aún hay personas que no saben dónde vivo
actualmente. Me he ocultado por miedo, por amenazas, y por querer mantener al
menos un aspecto de mi vida en privado. Incluso me cuesta trabajo ser específica
con los abusos que recibí por temor a ser juzgada.
Le
lloré, me sentí mal, luego me sentí bien, me sentí segura, para después sentir
culpa, y vergüenza, todo combinado con un poco de optimismo porque sé que
cuando aprenda a superar esto podré vivir más ligera.
Jamás
experimenté un dolor tan fuerte en mi vida, todavía estoy sorprendida por todo
lo que he tenido que superar yo sola, porque a pesar de tener el apoyo de mi
madre y mis amistades, este camino de curación ha sido largo y solitario, lleno
de obstáculos y dudas.
Hoy
es mi aniversario, hace un año que me di cuenta.
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