lunes, 15 de febrero de 2021

 Tengo ganas de llorar, han regresado los pensamientos intrusivos, esos pensamientos que han quedado pegados como costras.

 Y sí estoy enojada permanentemente con todo el género? Los odio, no confío en absolutamente nadie y cualquier palabra para mi es mentira.

Aún no estoy lista, sé que no estoy lista, pensé que sí, porque tenía entendido que el tiempo debía ser el que yo considerara prudente, pero no tengo ni una sola idea de nada.


Detesto la ansiedad que me genera pensar en alguien y todo lo que debe pasar para por fin sentirme segur segura de nuevo.

 

Otra vez he vuelto a pensar en el suicidio como una opción liberadora, porque no tengo nada, no tengo absolutamente nada, ni una sola pisca de ganas de salir de este bache, y por más ilusiones y planes que me genere, al final regreso al pantanoso panorama en donde yo estoy enferma, donde no hay cura, no hay absolutamente nada.

Imagino mi vida hasta cierto punto en donde se detiene y ya no hay más vista más adelante, como si no pudiera generar alguna visión de mi en una familia, en algún trabajo, ni siquiera en algún lugar mío.

 

Antes de dormir suelo pensar en la persona que quiero conmigo, la casa que quiero y el tipo de vida que deseo, y mientras más pienso en ello, más me doy cuenta que eso no existe, que no soy capaz de tenerlo.

En casa me tratan como inútil, como una tarada pobrecita retrasada, algunas veces me dicen que puedo lograr lo que quiero, sin embargo se compadecen mucho de mi, como la niña estúpida que se quedó sola.

 

Quizá soy la niña estúpida que se quedó sola, que es incapaz de tener un futuro, quizá es cierto y no tengo a dónde más ir, porque pertenezco al encierro.

No tengo idea de nada, no tengo la más mínima idea, no tengo idea de qué hacer conmigo, no tengo para dónde ir, ni con quién hablar.

No tengo nada ni a quién aferrarme.

 

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