Me despierto y lo primero que hago como todos los días es ver cómo es la vida de las demás personas.
Hoy es navidad, debí haberlo sabido desde el momento en que abrí los ojos. Hoy es navidad y la gente está feliz de estar reunida, la gente está festejando con hijos, con pareja, con regalos, como si fuera una especie de respiro en esta pandemia.
La navidad llegó y con ella, las fotos de la felicidad ajena, esos recuerdos en mi mente que me hacen cuestionarme ¿Qué diablos estoy haciendo con mi vida?
Es el último empujón de este año, ya estamos a unos días de empezar el 2021, y no puedo evitar pensar, ¿quién soy?, ¿en quién me he convertido?
Quiero evitarlo todo, evitar sentir cualquier cosa, evito llorar, evito hablarlo, pero es que mi corazón ya no soporta tanto que he cargado durante años y que culmina con todo lo que añadí en este año.
Me llevo el trauma de un abuso emocional, el chantaje, la frustración y la humillación que recibí.
Quiero soltarlo todo, sin embargo me siento con tanta culpa que hasta creo que debo de purgar toda esta pena para perdonarme al fin.
Todos son felices, al menos eso veo en sus fotos, veo personitas acabadas de nacer, veo nuevos compromisos de gente que se ama, gente que se supera y continúa con su vida.
Pero dónde estoy yo en esta ecuación? ¿Qué hago conmigo? No tengo absolutamente nada de ganas de hacer algo por mi, más que cavar un hoyo muy profundo.
Esta navidad me ha dolido mucho, como si algo punzante atravesara mi corazón.
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