Hoy y hace dos noches pensé en ti, mi primer compañero, amigo y amor.
Aunque no te extraño de forma romántica, atesoro su recuerdo y le deseo mucha felicidad porque al menos en mi escenario creo que amor de tu parte no me faltó.
Me da tristeza pensar en la persona que era yo en aquel entonces, porque me faltó demostrar mi cariño, sin embargo traté de dar mi atención, estar presente, entregarme y vivir en tu memoria.
Te recuerdo bien, con lo bueno, con lo no tan bueno, con la rutina, con el amor que existió, con los momentos de risas y con los silencios incómodos.
De ti aprendí modos, aprendí canciones, gustos, sabores, caras; invertí tiempo, dinero, sueños, y miles de mensajes de texto.
Te recuerdo bien Gerardo, te recuerdo muy bien, porque te conocí cuando tenía 18 años y por 4 años perteneciste de forma justa y constante en mi vida, sin embargo te solté de la forma más agria y cruel porque debí lastimar para cercenar la pierna mala.
Después de ti, volví a sentir algo parecido, pero me dejé llevar y claramente no funcionó de ninguna manera.
Ahora vivo con ambas piernas cercenada de mi ser, y debo aprender a crecer unas nuevas.
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