Yo hablaba mucho con mi abuelita, ella me crió cuando mi mamá iba a la escuela y luego al trabajo.
Leíamos mucho la biblia y todas las cosas que se son por ella.
Antes no me regañaba nunca, pero empecé a crecer y a cuestionar, entonces fue con ella contra la que me rebelé. No con mi mamá, ella y yo éramos las hijas de mi abuela.
Mi abuelita me enseñó muchas cosas y muchos dichos que según ella, decía su abuela Vicenta. Hay cosas que repito porque se me quedaron grabadas, hasta su humor y su frialdad ante situaciones que se salen de control.
Me cuesta trabajo hablar con mi abuelita en estos días, porque ella espera mucho de mi, es la primera persona a quien quiero hacer sentir orgullosa, aunque sea a base de maquillar la verdad.
Recuerdo mucho que leyendo la biblia había un pasaje, de una mujer virgen. Mi abuela nos dijo a mi prima y a mi que nosotras éramos vírgenes porque no conocíamos a los hombres.
Abuelita, yo no soy virgen, pero sigo sin conocer a los hombres.
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