miércoles, 13 de agosto de 2025

Divagaciones en lluvia

Días como hoy, donde la lluvia está enojada
Que duele el estómago de hambre hasta que se vuelve náusea 
Hace frío porque aquí no pega el sol y se mueren las plantas
La ropa que no he lavado tiene ese olor que apenas puedo percibir y me obliga darle la razón a mi mamá.

Todo eso que me daba credibilidad es lo único a lo que me aferro ahora
Porque nadie debe saber qué hay debajo de la costra

Me arranco las pequeñas canas que me veo nacer, no importa si vuelve a crecer o no
Volteo compulsivamente a revisar mi maquillaje, el delineador en lápiz se corre aunque bostece
Los zapatos ya no me hieren del dedo chiquito de los pies.

Mis vestidos ya no me gustan, ni la forma en la que visto
Cada centavo se guarda y se cuida como agua en Monterrey 

El cuerpo va cambiando de nuevo, aunque haya cuidados, aunque haya medicamentos 
No le veo el caso a dejarme crecer el cabello si no habrá recompensa pronto 

Se siente más bien como un calambre, algo envarado, que no le ha llegado oxígeno o no le ha circulado la sangre a mis piernas
El corazón late con fuerza antes de dormir, como si alguien estuviera a punto de entrar a la habitación en cualquier momento y me de sentencia de muerte.

He rezado estas noches y sé que funciona cuando no recuerdo la respuesta de la oración

A veces no sirve el truco de hacer tierra cuando las cosas dan vueltas y llega el mareo
Dolor de huesos, aunque nunca he cargado un costal de cemento, se que ha de pesar bastante.

Poner música me hace sentir acompañada, pero prefiero estar en silencio, aunque el vecino de abajo no coopere.

Me pregunto porqué recurro a Dios para la serenidad y calma y porqué lo abandono cuando la mar está serena y la balsa reboza de peces.
Sé que sigo siendo bendecida 
Sé que he sido soberbia 

No estoy triste, no estoy derrotada, no estoy tullida ni enferma
Estoy y con eso basta

viernes, 1 de agosto de 2025

 Llevo 2 meses desempleada, menos tiempo del que he estado trabajo este año. Estoy en la nueva casa, no habitándola, más bien, existiendo dentro de ella.

Hace 3 semanas que empecé a caminar 45 minutos con intención de ejercitarme, salir, hacer algo, y pensé que habría algún cambio significativo en mi peso o mínimo en mi humor, pero ni uno ni otro.


Todos los días me da asco la idea de prepararme de comer, pensar en comida, o la acción de alimentarme con lo que me deja Aarón en el refrigerador.

Tengo que concentrarme en el sabor final de cada comida para animarme a prender la parrilla, sacar la comida cruda, calentarme lo que sea en el microondas.

No tengo ánimos de comer, ni de bordar, ni de alguna otra cosa; no me siento lista, especial, útil o bonita, me he alejado de todos, estoy tratando de esconderme un rato, me da pena que me vean así.


No es sorpresa para absolutamente nadie que una vez más esté desempleada, he quemado todos los cartuchos, todos los favores y todas las palancas que tenía las he utilizado, ahora solo me queda pedir trabajo de puerta en puerta, recibiendo correos casi a diario en donde me rechazan de formas muy elegantes.


Hay días donde quisiera llorar mucho, pero no me salen de forma natural, y no quiero tener que hacerlo de forma manual. Solo es un sentimiento que está ahí, una pesadez que siento encima de todo mi cuerpo, me siento triste, pero a la vez paso los días en blanco, en silencio, salvo por algunas canciones que escucho del vecino de abajo, o alguna que otra misión secundaria que realizo de vez en cuando.


Nos comprometimos Aarón y yo, además que estamos empezando a crear nuestro hogar, desde cero, sin ayudas ni auxilio externo, solo él y yo (más él porque no he podido aportar tanto a la casa).

Poco a poco estamos armando el departamento, tenemos lo necesario, lo que urgía, las prioridades, y es bonito vivir esto nuevo para los dos.


Pero tengo miedo, incertidumbre, no sé que voy a hacer conmigo, qué debería de hacer ahora, me da tristeza que a estas alturas del camino, estar empezando de nuevo, pero ahora con apatía y enfado.



miércoles, 26 de febrero de 2025

Maria

La vida definitivamente no se ha convertido en el lugar que yo imaginaba para esta edad.
No es normal detenerme un momento a llorar antes de llegar a casa.
Me siento frustrada y sin escapatoria, porque sé que puedo hacer algo más con mi vida, pero no tengo ni idea de a dónde ir.

Me equivoqué en aceptar este trabajo, pensé que sería una salida fácil en lo que encontraba cómo colocarme en otro lado, pero siento que ya se me acabaron las opciones, me volví es chiste que dice que trabajas en McDonalds cuando estudias diseño gráfico.

Siento alivio cuando me siento y mucho dolor cuando me levanto y mis pies no alcanzaron a reposar.
Odio la comida que tengo que comer cada día, odio tener que tratar con personas groseras que me pueden mirar por debajo del hombro, solo porque pueden.

Odio no poder hablar claramente de mi trabajo con mi mamá, y que no tenga tiempo de hacer otra cosa más que unas cuantas tareas de la casa y sentirme físicamente cansada como para hacer algo más.

Me siento triste, a veces mi cabeza se va a otros lados cuando mi cuerpo está de pie tantas horas.
Mi trabajo no me da nada, solo dinero, es lo único, no siento felicidad ni satisfacción, es más, me gustaría tener alguna razón para que un día me despidan.

Obviamente estoy haciendo las cosas bien, este trabajo lo puede tener cualquier persona con dos dedos de frente y el mínimo esfuerzo, claro que sí me voy, la día siguiente encuentran un reemplazo, porque no aporto nada, no soy absolutamente nadie ahí.

Me da un chingo de tristeza, es como una medicina que tengo que tragar, pero no le veo fin, no tengo un plan B, ni motivación para moverme para otro lugar.

Odio sentirme así, como un desperdicio de talento.
Mis ataques de ansiedad se han vuelto violentos, llenos de enojo por mí y por los demás.

Estoy en un mal estado mental, y me siento obligada a repetir mis días así, sin ningún sentido.

Odio esto, lo odio.

martes, 31 de diciembre de 2024

#366 la roca

Siento que este año que pasó se dividió en lo que viví en la campaña, y luego todo lo demás.

Siendo honesta, el 2024 no tuve ganas de socializar, de salir o de ser una amiga presente. 
Solo estuve encerrada y preferí que Aarón cubriera toda la parte social que necesitaba, creo que me escondí en el único lugar seguro que conozco, sin intención de hacer algo más por mí.
Creo que este año me cubrió una nube de tristeza, perdí las ganas de buscar, de hacer, de proponer, y lo único que pude hacer fue tratar de no ser una carga para Aarón, traté de serle útil, de darle la menor cantidad de molestias para estar bien los dos, porque se volvió en mi única rutina.

Este año renuncié a un trabajo mediocre después de 3 semanas de haberme echado un compromiso que sabía que no iba a funcionar.
Me sentí como una imbécil los últimos 3 meses del año, se me caía la cara de vergüenza, personas se dieron cuenta que no valgo verga y se enojaron conmigo.
Y yo no pude ni supe dar más explicaciones, dejé que su opinión generara su propio juicio sobre mi y ni siquiera tuve ganas de darles réplica.
Prefiero que piensen que soy egoísta e inmadura, honestamente no tengo ganas de defenderme ya.

Este año perdí el ímpetu de buscar un trabajo que fuera adecuado para mí, me dejé vencer, permanecí en silencio durante horas viendo el techo de mi cuarto, sin ganas de bordar, o de hablar con alguien.

Este año empeoró mi relación con mi mamá, al grado de no tener nada de ganas de compartirle sobre mi salud mental, ni de ningún tema conmigo en general.

No quise mostrarme en redes con la típica cara maquillada y arreglada, ni de presumir nada porque no tenía nada que enseñar.

Este año de no ser por Aarón, hubiera pasado desapercibido.
No logré nada por mi cuenta (como siempre), y me da mucha tristeza verme así, sin nada que ofrecerme.

Solo traté de ser una buena compañera, y llevar mi día a día una tarea a la vez, sin sobresalir ni destacar en nada.

Este año Aarón va a decir que estuvo orgulloso de mí, porque sabe que luché, pero es como premiar a un niño por terminar la escuela, no hay mérito alguno por el deber ser de un "adulto funcional".

No quiero que el 2025 sea igual, me abruma mucho pensar en qué no tengo idea de qué es lo que debo hacer ahora.
Lo primero es buscar trabajo y por el amor de Dios, tratar de conservarlo.

Solo estoy satisfecha de al menos no terminar mal, enferma de gravedad, embarazada (por accidente) con algún vicio o alguna deuda.

Se sintió como un año en piloto automático, y me siento culpable por que sea así.

Hacer este ejercicio de escribir todos los días fue de las cosas más difíciles que me hice a propósito, y ha sido el año más difícil en poder concretarlo, muchas veces no quise escribir ni una palabra, ni tomarme una foto, mucho menos tuve algo interesante que decir, pero lo logré.

Ahí está, el reto 365 +1 (año bisiesto), completado.

lunes, 30 de diciembre de 2024

#365 Cerdo de babel

Hoy nos dimos una vuelta a Saltillo, me recuerda un poco la dinámica en Veracruz, donde solo se va al centro por una nieve.

Vimos al mejor amigo de mi novio, siempre me da gusto verlo feliz con sus amistades, me gusta también ver qué lo tienen en tan buena estima, eso habla bien de Aarón.

Ah, pero este año es bisiesto y falta un día más.