Esto no es nuevo, la historia se vuelve a repetir, no hay nuevas noticias, más que ese intercambio de fluidos, energías y simbolismos que van jugando uno con el otro en pequeñas y grandes accciones.
Mi cuerpo, mi mente, mi alma, como moneda de cambio para tu cariño, tu atención y quizá con un poco de suerte, tu amor.
Es increíble la cantidad de energía que derrocho a tu alrededor, si alguien pudiera verme sabría lo contenta e irremediablemente enamorada que estoy de ti, todos los días, desde que me despierto hasta que logro cerrar los ojos.
Pero, sabiendo que estoy aquí, con ganas de entregar mi esencia y mis sales, por qué la omisión? por qué pensar que no me enteraré de alguna manera?
He hecho un pacto secreto, y no tengo ninguna manera de irme, aunque quisiera, no existe alguien más cobarde que yo, porque empecé a construir una casa y me rehúso a irme sin tratar de retener lo que almacené en mis cuartos.
Aunque el día de hoy, estoy al corriente de tus decisiones, guiadas por alguien que sabe de leyes, no estoy molesta, créeme que no estoy siquiera enojada que olvides decirme lo que pasa, que me evadas.
Y si solo soy para un rato, y si solo soy para que te duela menos tu separación, pues sígueme usando entonces, como quieras, las veces que se te antoje, total, en exactamente un mes vamos a cumplir un año desde que me atreví a voltearme y entregarte el beso con más miedo he dado en mi vida entera.
No sé que fuerzas me están empujando siempre para estar a tu lado, no sé qué santo me tomó de la mano y me entregó ante ti, pero por piedad a mi alma, cuida bien de mi, por el tiempo que te pueda servir, y ya no me vuelvas a encerrar nunca más en ese calabozo, dame libre tránsito de noche, déjame una ventana abierta y te prometo no irme jamás.
También, quizá no necesito entenderlo todo para conocer el por qué haces esto y aquello, tú sabrás tus métodos, tú llevarás tu duelo, tu separación, de la manera en que tu salud mental te permita lidiar con todo esto.
Pero le pido a mi Dios que si existe una caída de este cielo, que por Él, no duela tanto.
Ya no puedo pedir entenderte, solo darle tiempo al tiempo y confiar con ojos cerrados y manos atadas, que, a quién amas, no le lastimas, no le hieres y no le mientes.
Te amo como jamás he podido siquiera entender, como a nadie le he permitido, te amo tanto que te regalo litros de mi sangre, te regalo uno de mis órganos, te regalo mi trabajo, quédate con todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario