Damas de compañía, adiestradas en el arte de la conversación, su acervo debe ser amplio, o al menos saber dirigir la conversación, sus comentarios son acertados y siempre lleva una discreta sonrisa en el rostro.
Simpática, servicial, atenta, graciosa...
Incluso debe pretender estar cómoda, aún cuando su compañía sea nefasta y desagradable
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